Aún me quedan sentimientos para derramar lágrimas ante el dolor de los demás. Sus letras de hoy me han hecho partícipe de su dolor y su desazón y me han hecho llorar, porque he sentido en mi carne su desconsuelo, tan conocido por mí en diversas etapas de mi vida. He querido convertirme en golondrina para volar a su lado para así hacer menos sola su soledad, y he querido ser viento para murmurarle que tenga esperanzas, que el amor no tiene fronteras.
No creo en un ser superior ni en santos ni en iconos benevolentes, pero si creo en la fuerza del deseo, y he deseado con toda mi alma que puedan reunirse y complementarse tal y como necesitan, que se borre el sufrimiento de ambos y que los dos sean uno. Porque los dos se lo merecen.
Que complejo es el ser humano que es capaz de sentir la pena y la alegría otros aún a pesar de no conocerlos personalmente.
Que extraña semejanza con los demás hace que se transmitan sentimientos encontrados sin haberse visto nunca.
Todo mi cariño para tí R. y para tí C. porque vuestra felicidad es lo que más deseo desde muy dentro de mi corazón.
5 comentarios:
Gracias por esos deseos, la golondrina atinó a llegar a mi ventana. No sé ni como lo hizo, pero llegó.
Dos besos, uno mio, otro de ella
Dale a ella de mi parte mis deseos de recuperación.
Y para tí toda la fuerza y el ánimo del mundo.
PRECIOSO
Quien eres tu, narrador de mi vida, trovador que tomastes mis penas del zarzal y testimoniaste la pena y el dolor...?
Que lejos me parece aquello.
¿Cómo he llegado hoy aquí?
Ya solo mis besos.
Rafael
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