(Hiedra - Imagen Internet)
Aparece mi ventana tapizada por la hiedra, tallos potentes que la enlazan como brazos protectores.
Tupida alfombra, verdes hojas, delicados pedúnculos que sostienen brotes tiernos y nuevos, prestos a trepar por su reja regalando a la estancia tonalidades frescas a iridiscentes.
Es agradable disfrutar de este improvisado y reconfortante regalo de la primavera.