Paredes vacías, puertas cerradas, ventanas sin luz.
Almas huecas jugando a aparentar estar colmadas de sentimientos, corazones imaginando que laten aún estando parados, dedos entrelazados de manos rígidas.
Jugamos el juego peligroso de la mentira, nos demostramos mutuamente lo que no era, imaginamos que podríamos conseguirlo.
Y todo quedó reducido a unas cenizas en las que aún nos revolcamos, sin sentido, sin motivos, sin razones.
Y la música resuena en mi mente como ayer, como entonces, como cuando sonaba entre aquellas paredes vacías, aquellas puertas cerradas, aquellas ventanas sin luz.
2 comentarios:
Un saludo, me tome el atrevimiento de pasearme sus letras y es interesante lo poquito que alcance a leer pronto estare de regreso por a qui hasta pronto atte. "el tercero"
También yo te he leído a tí y me ha impresionado la sensibilidad y transparencia con la que escribes.
Siempre serás bienvenido en este espacio.
Saludos
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