("Platinum Shadow IV - Cheryl Martin)
Salí de mi tumba descalza, y prácticamente desnuda. También se había quedado desnuda mi alma y se había teñido de negro azabache.
Intenté caminar y retomar el sendero perdido, pero mis pasos me llevaron a enterrarme de nuevo.
Había perdido otra vez.
2 comentarios:
Qué macabra sorpresa al puro estilo kafkiano. Un abrazo
Es lo que tiene desnudar el alma, es desastroso, casí siempre.
:)
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