("Piano Abstracto" - Paul Brent)
Mis pensamientos se escapaban sin control mientras yo me balanceaba en una mecedora que podría haber pertenecido a una de mis bisabuelas.
Que fácil es a veces sentir la felicidad tan solo dejando soltar los pensamientos.
A solas con ellos y con el Concierto para Piano número uno de Liszt me sentía ingrávida y etérea. Creció el volumen y palpitó en cada rincón de mi corazón haciéndome pequeña. Subí el volumen y la música se hizo aún más imponente, acrecentando doblemente mis sueños.
Sí, a veces es muy fácil sentirse feliz.
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