Ya no confío en ti.
Me has decepcionado y puede que yo te haya decepcionado a ti.
Pero tú has clavado en mí una espina que, aún contra mi voluntad, se ha ido enconado día a día.
No me apetece oír ningún sonido, ni deseo ver nada. Solo callar.
Tampoco sé de la muerte, por tanto me es imposible desearla.
Nada importa. Casi nada quiero.
Solo quietud.
1 comentario:
No se que es peor, si no desear nada de nada, o pensar en la muerte...
Un besito
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