Alas Presas

Nunca fuí capaz de volar sola. Tal vez me faltó la suficiente valentía o tal vez, otros que conocían a la perfección mi debilidad, se dedicaron a dirigir mi vuelo.

Aún hoy, a pesar del tiempo pasado, necesito de unas alas que me guíen para volar.

Mis alas no abarcan a desplegarse dentro de la jaula en la que se hallan presas.

¿Dónde está Dios?

Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa,
Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza,
Quien a Dios tiene, nada le falta.
Sólo Dios basta.

(Teresa de Cepeda y Ahumada (Santa Teresa de Avila))

Pero.. ¿Dónde está Dios?.

Ella ha tenido hoy un gesto de valentía. Tal vez haya sido provocado por un reto interior y personal. Lo ha conseguido.
Me acompañó a despedir a alguien que ya dejó de estar entre nosotros. Me acompañó a dar apoyo moral a sus familiares, tal y como ellos hicieran con ella recientemente.
Y ella supo estar a la altura y yo me sentí orgullosa aunque en determinados momentos un traicionero nudo me oprimiera la garganta.
Ella mantenía la cabeza alta, sin embargo hubo un momento en que la sentí desfallecer: Cuando el féretro irrumpió en la capilla para darle el último responso.
Yo sé que el féretro que ella veía en esos momentos era el de su hijo.
La tomé del brazo y me la llevé fuera. No mediamos palabras; no hacía falta, pero sé que volvió a revivir el adios de su hijo de 16 años.

Nadie de percató de nada, nadie supo del dolor que a ella la desgarraba por dentro. Nadie sabe que ese dolor no la deja vivir.

Aquél día me preguntó entre sollozos "¿dónde está Dios?" y yo no le supe responder ni Dios tampoco. Ni tampoco ha venido hasta ella para aliviarle el dolor de su pérdida.

Desde ese día yo ya no creo en Dios